sábado, 17 de diciembre de 2011

Por unos impuestos justos (proporcionales)

Los impuestos son necesarios para mantener los servicios públicos, para construir o mejorar las carreteras, para arreglar las aceras, etc., y bien gestionados contribuyen a un reparto justo de la riqueza del país. Además sin ellos seríamos esclavos y depredadores. Allá por el año 2003, Rodríguez Zapatero dijo en la oposición que “bajar los impuestos es de izquierdas”. Pero lo que realmente define a la izquierda y a la derecha es a quiénes se suben y a quiénes se bajan y a qué se destina lo recaudado. Un partido de derechas baja los impuestos a grandes empresas, a personas con una elevada fortuna, a la Iglesia y a la banca para beneficiar a la rentas del capital en detrimento de las del trabajo y para favorecer los intereses privados y la especulación. Sin embargo un gobierno de izquierdas de verdad se los subiría en aras de beneficiar al conjunto de la población (no sólo a unos pocos) y destinaría lo recaudado a mejorar la sanidad, la educación y las pensiones públicas. Además no elevaría un impuesto regresivo como el IVA y no cobraría el IBI (el impuesto municipal de bienes inmuebles) sin tener en cuenta los ingresos de la unidad familiar. Subir el IVA es insolidario y una forma de empobrecer aún más a las clases media y baja porque equivale a reducir sueldos y pensiones, propiciando de este modo la pérdida de poder adquisitivo y el retraimiento del consumo. El consumo es uno de los principales motores de la economía. Con una caída de éste la actividad empresarial y comercial disminuye y ello genera más paro, que es lo que está pasando ahora pues la demanda interna es débil. Tampoco es lógico equiparar el IVA a la media europea (más del 20 %) cuando los salarios medios españoles son más bajos. 


   Aparte, un partido de izquierdas real en el gobierno se centraría en el impuesto sobre la renta -que es un impuesto directo e individualizado- y haría que pagasen más los que más ganan; y pondría un impuesto especial que gravase la compra de coches de lujo, yates, joyas y mansiones, que son bienes que adquieren los ricos. Esto sería esencial para salir antes de la crisis: con ese dinero recaudado, además de reducir el déficit del Estado, se podrían afrontar inversiones estatales dirigidas a aumentar la actividad productiva, con la creación de empleo que ello conllevaría. Además pienso que es de justicia social que esas inversiones sean sufragadas por capital de los ricos, ya que son ellos los que originan las crisis para su beneficio y ahora que muchas cosas de gran valor económico han bajado su precio se hacen con más patrimonio y artículos de lujo. Para terminar decir que en España las grandes fortunas siguen pagando menos impuestos. De hecho algo más de la mitad de la riqueza nacional se concentra tan sólo en un 10 % de las familias. Y tal y como dice la Constitución debe haber igualdad y progresividad en el sistema tributario. En definitiva, una inadecuada recaudación y gestión del dinero público agranda la brecha entre ricos y pobres. Por lo que es necesaria una correcta administración de los impuestos para conseguir una sociedad más igualitaria, que es la que tiene una abundante clase media.

Publicado en Heraldo de Soria el miércoles 21 de diciembre de 2011 y en la web del diario Público el sábado 31 de diciembre de 2011