miércoles, 12 de abril de 2023

Acabar con la pobreza es cuestión de voluntad

Hasta hace unas pocas décadas, una persona conseguía vivir dignamente teniendo un empleo. Ahora, bastante gente que lo tiene no sale de pobre. Y también hay personas que incluso trabajando tienen que recurrir a la caridad, algo que no debería pasar. El trabajo remunerado (empleo) no es suficiente para distribuir la renta de una manera justa y equitativa. Los empresarios, dueños de los medios de producción, distribuyen la riqueza generada por los trabajadores y se quedan con la mayor parte pagando bajos salarios. Como los medios de producción no son públicos (aunque debieran serlo) y el avance tecnológico es imparable y va en aumento (más robótica e informática, Inteligencia Artificial, etc.) es necesario que el Gobierno ponga un impuesto a los propietarios de dicha tecnología e implantar una Renta Básica Universal. Sería una estupenda forma de distribuir la riqueza; sobre todo ahora que tanto se habla de un pacto de rentas por la fuerte subida de los precios. Tengamos en cuenta también que no va a haber empleo para millones de personas, por muy preparadas o formadas que estén. En 2018, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz dijo que “el 90 % de los que nacen pobres mueren pobres por más esfuerzo que hagan y el 90 % de los que nacen ricos mueren ricos independientemente de que hagan o no mérito para ello”. Pienso que su reflexión es muy acertada. Por lo tanto, de no implementarse la mencionada Renta Básica, la mayoría de la gente acabará siendo pobre. Y como el sistema capitalista (inhumano, egoísta e injusto) no garantiza una vida digna a todo el mundo, cada vez más personas la buscan fuera del mismo, al margen de la legalidad. Y de hecho los delitos están aumentando (más robos con fuerza, mayor venta de drogas, más ciberdelitos, etc.)

    Una minoría concentra cada vez más riqueza (un 1 % tiene más dinero que el resto de la población), la clase media va reduciéndose y la clase trabajadora sobrevive o malvive (no ahorra o es pobre). No es de extrañar lo que está pasando, ya que el sistema capitalista oprime a la mayoría para que una minoría viva en la opulencia. En esta situación que vivimos también influye sobremanera la falta de conciencia de clase en la sociedad: muchas personas obreras y pobres actúan contra sus intereses (y los de la mayoría) votando a la derecha cada vez que se abren las urnas. Todo quisqui debería tener claro que quien depende de un salario para vivir pertenece a la clase trabajadora y la derecha no defiende los intereses de esta. Cuando gobierna un partido conservador la pobreza y la desigualdad crecen todavía más. Por otra parte, el trabajo como lo hemos conocido escasea (por ejemplo que una persona entrara en una empresa siendo joven y se jubilase en ella). Y aunque hay mucha gente cotizando a la Seguridad Social, bastante tiene contratos a tiempo parcial; sobre todo en la hostelería, donde los camareros suelen trabajar más horas de las que se les pagan.

   Por todo lo expuesto, los años venideros serán buenos o malos en función de que se implemente o no una Renta Básica Universal. Lo que hace falta es voluntad política para ello. Si todavía no se ha instaurado es porque hay políticos que se resisten a dejar de controlar a los ciudadanos y personas que quieren seguir sometiendo a las demás. También existe gente a la que no le interesa que se acabe la pobreza porque vive de ella: cada vez hay más oenegés y sin embargo el número de pobres no para de aumentar. Por otra parte, la Iglesia católica tampoco está por la labor de solucionar la pobreza; y eso que tiene dinero para acabar con ella en todo el mundo un par de veces como mínimo. Además los poderosos apoyan la religión con vehemencia: mientras la gente reza no protesta ni se queja de su miserable existencia.

   La Renta Básica daría libertad real y garantizaría la existencia material a toda la población, al tratarse de un ingreso por encima del umbral de la pobreza. Nadie lo pasaría mal en situaciones sobrevenidas o provocadas, tales como crisis, pandemias, guerras, etc. La Renta Básica, además, sería compatible con los ingresos procedentes del trabajo. No se trata de un subsidio más, sino de un derecho que absorbería a todos ellos (incluido el subsidio por desempleo). El filósofo Bertrand Russell, una de las mentes más brillantes del planeta, dijo que “una vez terminada la educación, las personas deben recibir un ingreso mínimo y quedar completamente libres”. Este no generaría vagos; al contrario, incentivaría el emprendimiento (los ricos lo tienen más fácil para emprender porque pueden permitirse fracasar) y las personas podrían desarrollar todo su potencial.