La envidia es un sentimiento que siempre ha estado
presente desde los orígenes de la humanidad. Casi todo el mundo conoce la
historia de los hermanos Caín y Abel. Según ésta, el primero mató al segundo
por envidia, por no soportar que fuera más inteligente y mejor persona que él.
La envidia es una rémora que impide evolucionar a individuos y por extensión a
la sociedad en la que viven. En España, por ejemplo, la envidia es una plaga. Y
en una ciudad con tan pocos habitantes como Soria impresiona la cantidad de gente
envidiosa que hay.
El deseo tan extendido de que al otro no le
vaya bien o incluso peor es síntoma de una sociedad mentalmente enferma. La
envidia es un mal que hace sufrir tanto a los propios envidiosos como a sus víctimas
y va muy ligada al odio, pues el envidioso desea dañar. Detrás de una persona
envidiosa hay una persona inmadura, con carencias o frustrada, que busca
destruir a la persona que envidia. En lugar de luchar por sus anhelos y por sus
sueños y de esforzarse por desarrollar sus aptitudes, pierde el tiempo
intentando fastidiar y hundir a otros, recurriendo a la venganza, a las ofensas
y a la difamación. Un envidioso también busca que su víctima pierda el respeto
y la admiración de la gente y puede intentar crear una ignominia a la persona
que envidia, inventándose una historia de ésta, para que sea rechazada por la
sociedad.
Por otra parte, las personas narcisistas (que son egocéntricas y que
buscan “ser más” que los demás y mejores en todo) suelen pensar que la gente
les tiene envidia. Y por ello hay muchas personas que se sienten angustiadas
por los logros y la felicidad de otros. Pero las mismas deberían reflexionar y
no ver sólo lo que los demás han conseguido, sino cómo han llegado a lograrlo.
Por ejemplo, hay gente que sólo está de fiesta en fiesta mientras otra está
estudiando o trabajando con mucho tesón. Es decir que hay personas que no se
esfuerzan nada y cuando otras triunfan en la vida les produce rabia. En
definitiva, cuanto más narcisista es una persona y cuanto más insatisfecha se
siente con su vida, más envidiará a la gente que tenga lo que a ella le falta. Aparte,
una de las peores envidias es la económica porque desata el consumismo sin
freno. Desgraciadamente, vivimos en una sociedad en la que bastantes individuos
sin valores sólo dan importancia al dinero y a lo material, aspirando
únicamente a ser los más ricos del cementerio y a tener mejor coche o casa que
otros.
No quiero terminar sin mencionar la fábula de la serpiente y la luciérnaga.
En ella la serpiente quería comerse a la luciérnaga, sin que ésta perteneciera
a su cadena alimentaria; simplemente porque no soportaba verla brillar con luz
propia. Moraleja: si nos encontramos con personas que van detrás de nosotros
para lastimarnos (aunque no les hayamos hecho nada ni estemos en su camino)
ignorémoslas y sigamos caminando hacia delante, pues todos tenemos derecho a
brillar, aunque eso moleste a quienes sólo pueden arrastrarse. Vivamos nuestra
vida y dejemos a los demás vivir la suya.
Publicado en Heraldo de Soria el sábado 4 de mayo de 2013
Muy pero que muy de acuerdo. Cuánta razón amigo Luismi. Para mi lo peor, sin duda alguna, la envidia.
ResponderEliminarMaite Vera.