martes, 1 de abril de 2014

La burbuja futbolística

Parte del sueldo de los futbolistas lo pagamos todos. Aunque a muchos no nos guste el fútbol y no vayamos a los estadios. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) casi la mitad de los ciudadanos españoles no lo seguimos. El fútbol profesional es un gran negocio privado que cuenta con el apoyo del Gobierno. Éste lo considera de interés general y las distintas administraciones le regalan dinero público. El sector futbolístico español está arruinado. Los equipos de primera y segunda división tienen una deuda con Hacienda de casi 600 millones de euros. Pero no sólo el Gobierno es responsable de que la deuda haya crecido tanto. También los clubes de fútbol han estado años gastando más de lo que ingresaban con la aquiescencia de los bancos y cajas de ahorro, que les adelantaban dinero a cuenta de futuros ingresos televisivos. Ahí empezó la quiebra, en el momento que las televisiones mostraron interés por emitir los partidos, pagando derechos por anticipado. Dicho interés vino por la elevada audiencia que tienen los partidos de fútbol.

   Por otra parte no es extraño que los clubes de fútbol (sobre todo de la categoría más alta) estén tan endeudados, ya que han gastado mucho en fichajes millonarios. Eso unido a las elevadas retribuciones de los directivos de los equipos les ha llevado a la quiebra. Cuanto más alto llegan los clubes más ganan los jugadores y los presidentes de los mismos (que encima suelen ser poderosos empresarios o tienen negocios que marchan viento en popa) y más pagan los aficionados por entrar a los estadios. Pero lo más grave, como decía más arriba, es que al fútbol se le mantenga con dinero público. Aún recuerdo cuando España ganó el Mundial, en el año 2010, y el Estado dio a cada jugador 600.000 euros. Ya entonces muchas familias las pasaban canutas porque no llegaban a fin de mes. Pero aun así el Gobierno premió a los jugadores con un dinero que declararon en Sudáfrica, donde tributaron un 23 %. En el Estado español habrían declarado un 43 %. Aunque todavía fue más llamativo el hecho de que los futbolistas de la selección no pagaran a Hacienda ni un euro de las primas obtenidas por haber ganado la Eurocopa en el año 2008. Decían “amar” España y lucían los colores de la bandera española pero se llevaron el dinero a paraísos fiscales. Es patriotismo de escaparate, nada más. Por otra parte, tras ganar el Mundial la selección, millones de aficionados salieron a la calle a celebrarlo, tocando incluso el claxon de sus coches, como si ellos hubieran ganado algo y como si tal circunstancia fuera a contribuir a la recuperación económica del país. Me hubiera gustado ver protestas tan unitarias y masificadas cuando los Gobiernos nos han quitado los derechos o cuando las empresas han echado a tanta gente a la calle. Pero se ve que en este país moviliza más el fútbol, que despierta pasiones y anula razones.


   Finalmente, el Gobierno dice que no hay dinero, lo cual es mentira porque el dinero no se evapora ni desaparece; está en algún sitio. Pero lo tiene para lo que le interesa. Es lamentable que éste dé dinero a los clubes de fútbol y a los bancos mientras reduce la inversión en Educación y deja desamparadas a millones de personas. Prefiere destinarlo a mantener un espectáculo con el cual tener a bastante gente entretenida, para que ésta no piense ni en el paro ni en la corrupción. Y de paso lleva el cabreo a los campos de fútbol, donde fanáticos aficionados profieren insultos al árbitro, a los jugadores o a los hinchas del equipo contrario. En definitiva, prefiere que la gente se desahogue dando voces en un campo de fútbol a que la misma vaya a manifestarse a la calle, a la Moncloa o al Congreso. Y desde luego hay muchas razones para salir a protestar.

   Publicado en Heraldo de Soria el miércoles 2 de abril de 2014

1 comentario:

  1. ES CIERTO ES VERGONZOSO QUE EN PLENA CRISIS ECONOMICA ZAPATERO Y EL PSOE EN 2008 Y 2010 NO VIGILARAN A LOS CLUBS DE FUTBOL Y A LA SELECCION ESPAÑOLA POR FRAUDE FISCAL Y BLANQUEO DE CAPITALES.

    ResponderEliminar